Sierra Calderona

Serra, corazón de la Calderona

El municipio de Serra se encuentra situado en peno corazón de la Sierra Calderona. La sierra es una continuación hacia el mar del sistema ibérico y marca la divisoria de la cuencas del Palancia y del Turia. La Calderona es un espacio único, de gran valor ecológico y paisajístico. Sus peculiaridades lo hacen uno de los espacios más valiosos del mediterráneo occidental.

Poble de Serra entre pins
Serra

El agua del mar baña las raíces de las montañas de la Sierra Calderona. La brisa del Mediterráneo se cuela por sus valles y se respira en Serra. Pero no solamente se respira y se intuye el mar, sino que en días claros, desde las cimas de Rebalsadors (801 m), el Oronet (742 m), Alt del Pi (716 m) o la Gorrisa (586 m) se observa todo el litoral valenciano, desde Benicàssim hasta el cabo de San Antonio.

En estas tierras el clima es típicamente mediterráneo, con oscilaciones suaves de temperatura y desequilibrios acusados por las precipitaciones. En las montañas de Serra nacen muchas fuentes y es el marco idóneo para la práctica del senderismo, la marcha nórdica, el ciclismo y otros deportes de montaña.

Parque natural

La Sierra Calderona fue declarada Parque Natural el 15 de enero de 2002. El parque tiene una extensión de 18.019 hectáreas que corresponden a una alineación montañosa de orientación norte-oeste/sur-este, situada entre las provincias de València y Castellón. Casi una tercera parte del parque natural pertenece a Serra, lo que representa más del 90 % de su término municipal. Las dos partes restantes, se reparten entre otros 13 municipios.

La diversidad geológica, de rocas y suelos, la abundancia de fallas y otras estructuras tectónicas y la disposición de barrancos, cerros y valles hacen de la Sierra Calderona un paisaje de grandes contrastes, inagotable y sorprendente. La sierra es un aula de geología y constituye el principal afloramiento de rocas del período Triásico, aunque cuenta con una gran variedad de rocas de composición y tonos bastante diferentes.  La extracción y trabajo de la piedra de rodeno ha sido muy importante hasta mediados del siglo XX.

Existe una gran diversidad botánica típicamente mediterránea que varía en función del tipo de suelo. La flora, como todo en la montaña, está muy determinada por la secular actividad humana. Las especies arbóreas están están dominadas por el pino blanco que le ha ganado la partida a otras especies autóctonas como el alcornoque. Entre los arbustos destacan el lentisco, el madroño, la coscoja, el enebro, el mirto y el palmito, una especie de palmera autóctona de la península ibérica. Su palma se usaba tradicionalmente para hacer escobas, entre otros usos. Existen también más de 175 especies de plantas y hierbas medicinales, desde el romero, pasando por la manzanilla, el tomillo o el cantueso.

La fauna también es muy variada. Existen más de 140 especies de aves, entre reproductoras e invernantes, entre las que destaca el águila perdicera, ave rapaz más representativa de las montañas mediterráneas. Es una especie muy amenazada y en regresión. Por lo que respecta a la fauna terrestre destaca el tejón y la jineta. La ardilla, el zorro y el jabalí están bien presentes en la sierra. 

Pero lo que caracteriza a este entorno es que ha sido una sierra profundamente humanizada. El hombre la ha trabajado, la ha vivido y la hecho suya. Como muestra, los innumerables bancales que modelan la sierra. Cultivos muchos de ellos abandonados, como también los oficios tradicionales ya desaparecidos, el aguadero, cantero y los trabajos del esparto o carbonero.

El viejo oficio de cantero ligado a la explotación de las canteras generó una actividad económica de importancia. Sin otras herramientas que el pico, la maza, la cuña y la palanca, el cantero extraía adoquines a partir de grandes bloques de piedra. Y así fue hasta los años 30 del siglo pasado. Desde el amanecer hasta el ocaso, se podía escuchar el eco del golpeteo constante de punzones y martellinas contra la roca. También el traqueteo de los carros que transportaban la carga montaña abajo. Tanta fue su importancia que, en su memoria, se erigió en Serra un monumento al cantero en la calle del Doraor, obra del escultor Carmelo Vicente Soler, Fausto.

Importantes también fueron los oficios del carbonero debido a la riqueza forestal de la Sierra Calderona. Las carboneras se montaban con una pila de madera de pino, carrasca y alcornoque, coscoja, enebro, brezo, algarrobo y aladierno. La combustión de la carbonera se hacía durante días, después se dejaba reposar y se extraía el carbón.

Más antiguo que el carboneo, fue el negocio de la nieve, debido a que antiguamente nevaba mucho más que en la actualidad. El trabajo consistía en recoger la nieve para alimentar las neveras, dónde el hielo se conservaba hasta el verano. El origen de la nieve en la Calderona se debe a los cartujos de Portaceli.

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Más información.

El pi de la bassa, in memoriam

El pi de la bassa era un árbol monumental y singular de Serra. El pinus halepensis tenía cerca de 300 años, 18 metros de altura y cinco metros de diámetro. Estaba situado dentro de la carretera CV-331 a las puertas de la Cartuja de Portaceli. El pino debe su nombre a una antigua balsa que tenía en las inmediaciones.

Querido por todos, el pino era un símbolo de la Calderona y de los vecinos de Serra.  Era un ejemplar ya citado en los apuntes históricos de Tarín y Juaneda como un “árbol centenario testimonio de los antiguos pinares de Porta Coeli”.

El pino estuvo afectado por la plaga del tomicus. La sequía de 2016 lo sentenció a muerte. En octubre de aquel año, se daba por perdido, a pesar de  algunos intentos que se hicieron por recuperarlo con diferentes tratamientos. El temporal de lluvia y nieve de principios de 2017 hizo que el 22 de enero, este singular pino, ya sin vida, cayera al suelo.

En homenaje al pi de la bassa, des del Parque Natural, se ha acondicionado el espacio que ocupaba el ejemplar y se ha construido un monumento que quiere simbolizar el gigante que tanto tiempo fue representativo de este paraje. Con la base del tronco en el centro, se han distribuido 55 palos definiendo la sombra que hacía el pino, lo que da idea de la envergadura que tenía.

El Pi de la basa a Serra
El pi de la bassa

La Calderona, la actriz que dió nombre a la sierra

La Sierra Calderona tiene nombre de mujer. Su nombre se debe a la leyenda oscura de un personaje histórico que nació en Madrid a principios del siglo XVII. La Calderona era el nombre popular con el que se conocía a una actriz de la corte y villa de Madrid que se hizo muy popular durante el reinado de Felipe IV. La Calderona, joven de gran belleza y atractivo, tuvo multitud de amantes, entre ellos el duque de Medina de las Torres. Su encantadora belleza cautivó al rey Felipe IV, de quien se enamoró perdidamente. Fruto de aquella relación, la Calderona dio a luz un bastardo del rey Felipe IV, Juan José de Austria. Sin embargo, el hijo le fue arrebatado y fue educado por teólogos y humanistas.

La fama de la actriz era bien conocida en el Madrid del siglo XVII y en todos los mentideros de la ciudad se hablaba de su relación con el rey. La Calderona tuvo una vida social muy frenética y acudía a todos los espectáculos que se hacían en la plaza Mayor. En aquella plaza mandó construir el rey un balcón para que la actriz pudiera seguir las representaciones. El balcón era conocido como el de la Calderona.

Pero no todo fueron días de vino y rosas. Las pasiones que despertó la Calderona en la corte, enfadó a la reina Isabel de Borbón. De esta manera, la actriz fué apartada de la corte y enviada a un convento de monjas en Guadalajara. Allí llegó a ser abadesa. Cuenta la leyenda que después de unos años recluida en el convento, la Calderona huyó hacia estas montañas. Aquí se unió a un grupo de bandoleros para poder sobrevivir. La fama de la mujer convertida en bandolera fué tan grande que acabó dandole nombre a estas montañas.